Lo que no se sabe es si todo, casi todo, sólo un poquito o cuánto se vende. Y, por supuesto, no se sabe a quién. Bueno, tal vez sí se sepa. Alguien lo sabrá. Pero yo, en estos momentos, ni idea.

La noticia ya es cosa pública y, siendo Zeta, ahora mismo, la-empresa-que-me-da-de-comer, me parecía un poco tonto no dejar constancia del asunto, y de cómo estas maniobras empresariales tienen a todos los empledos en un pequeño sinvivir, un qué será de mí, un en qué me afectará.

Según a qué hora del día, y según a quién preguntes, nos va a compar el Grupo Planeta, el Grupo PRISA, RBA, los italianos de RCS… No hay noticias confirmadas-lo-que-se-dice-confirmadas en ningún momento, salvo que la división audiovisual del grupo (On Pictures y compañía) no entran en el proceso de venta. Dudo que los medios del propio grupo estén por la labor de cubrir informativamente el proceso de compra/venta con la transparencia con que The Wall Street Journal cubrió su adquisición por parte de News Corporation. Son otros mercados, y otros mundos.

Zeta es un grupo más grande de lo que parece. Según quién compre, y qué porcentaje, nos enteraremos de qué pasará con la participación en MyStrands, el 20% de la editora de 20 minutos, los numerosos periódicos regionales (a la cabeza, El Periódico de Catalunya), la división de revistas, Ediciones B

Total, que nos esperan semanas de zozobra. Los precedentes inmediatos no son muy alegres: las últimas fusiones en prensa han sido un poco traumáticas (RBA + Edipresse, Recoletos + Unedisa). Y Zeta es una editoria con 30 años, muy zarandeada, y llena de tradiciones; a ver cómo le sientan los cambios.

Habría que reflexionar si a la prensa le está pasando como a los bancos hace unos años: que tuvieron que fusionarse para sobrevivir.

Pero mientras todo sigue, el personal laboral a lo suyo: nos toca es seguir sacando nuestras páginas al quiosco. Y ya se verá.