El País ha anunciado su rediseño. Albricias. Será en septiembre, el 30 de septiembre, cuando lance su nueva fórmula. ¿Cambio radical? ¿Maquillaje leve? No lo sé y, sinceramente, tengo mucha, muchísima curiosidad por verlo. El País es un monstruo enorme y lento, pero con una enorme capacidad para conseguir la excelencia gráfica.

Desde hace ya tiempo la prensa anda convulsa, y cada mes algún periódico estrena maqueta, para solaz y contentamiento de los grandes estudios de diseño (Cases, García, Lacava, Palmer Watson y demás) y de sus cuentas de resultados. Pero desde hace un poco menos son los medios grandes entre los grandes los que se están apuntando masivamente a lo de reformular sus páginas.

Vaya, que en los últimos meses han renacido The Guardian, Le Figaro, Le Monde, Politiken, The Times, The Wall Street Journal… Y en los próximos se estrenarán El País, El Mundo (hay rumores), The New York Times…

Los lectores huyen no se sabe hacia dónde, las páginas de publicidad se escapan, los beneficios se evaporan. Y bajo un ataque de algo parecido a la histeria colectiva, las cabeceras se han lanzado a una carrera desenfrenada en pos de la fórmula editorial salvadora.

Claro que nadie tiene muy claro por qué huyen los lectores (hay miles de teorías), y nadie tiene muy claro cómo recuperarlos o, al menos, cómo retrasar su marcha (también hay miles de ideas, muchas contradictorias). Así, las empresas se lanzan a esa carrera desenfrenada con los ojos vendados.
Conclusión: nos esperan tiempos muy entretenidos a todos los diseñadores gráficos, con el gozo de ver nuevas ideas, nuevas tipografías, nuevas páginas. Y la ansiedad de si alguno de estos medios conseguirá dar con la clave que revitalice su publicación y abra nuevas perspectivas a los medios de papel y tinta.