Público, quizá con El Periódico de Catalunya, es el único diario nacido en España en los últimos años con una voluntad clara de innovar, de apostar por el concepto «views-paper» tan querido de Juan Antonio Giner, de transgredir las normas del medio en un país que, hay que reconocerlo, ya ha tenido casos de diarios singularísimos (como el Abc de la época Ansón).

Pero, en realidad, muchas de las soluciones adoptadas no son tan innovadoras. Portadas-cartel, tipografías modernas, secciones arrevistadas… Poco es novedad. Sí es cierto que todo aparece en más refinado, más cuidado, más «diseñado». En Público, mucho más que en otros medios, la forma se impone sobre el contenido. Es su apuesta, y con la maquetación moderna pasan estas cosas. Parece un periódico concebido más por diseñadores que por periodistas, y a estos les va costar librarse de algunos de los corsés impuestos por la «Dictadura del Maquetariado».

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Para terminar con el tema Público

Lo que me gusta de Público:

> El uso del color. Y que está diseñado sin tener en cuenta las limitaciones tradicionales del diseño de periódicos, adoptando las carácterísticas (y la pirotécnia) del diseño de revistas: siluetas, sombras, transparencias, fotos tratadas como infográficos, invasión del medianil, multirecuadrismo, textos y titulares de cuerpos enormes…

> Hojearlo y sorprenderme.

> La casi pintoresca FS Clerkenwell.

> Las seis columnas; la flexibilidad de la maqueta.

> La edición gráfica, con encuadres de llamar la atención.

> El equilibrio texto/foto/infografía.

> Las infografías. De lo mejor.

> El uso de ilustraciones.

> El afán didáctico: todo está etiquetado, para que no se me pierdan los lectores no acostumbrados a la lectura de periódicos. En el análisis, pone «análisis»; en la crónica, «crónica»; en el reportaje, «reportaje». Y así…

> La doble página de apertura de la sección «Culturas»

Público-culturas.jpg

> Que cuando dejo Público y cojo El Mundo o El País no puedo evitar un mohín de disgusto, un «qué rancio es esto», un pálpito de que gracias al nuevo los veteranos van a ponerse las pilas un poco más deprisa.

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Y lo que me frustra de Público:

> La cabecera en ITC Charter es impersonal, demasiado clásica para esta fórmula editorial. Era mucho mejor ésta:

Público, logo descartado

La descartaron a última hora (creo que porque parecía demasiado «de gratuito»). Se coló en la web (el primer día) y aparecía de vez en cuando en las fotos impresas en el especial de lanzamiento. Supongo, y aquí estoy teorizando sin datos, que la tilde marcadamente horizontal hubiera dado mayor sentido a la selva de filetes horizontales de cinco puntos que cubre el periódico.

> El formato: optaron por el tabloide más tópico. ¿Por qué no reducirlo? Un formato más cercano al del Abc hubiera estado más en la línea de lo que recomiendan los gurús (Mario García, por ejemplo) y hubiera enfatizado el diseño arrevistado.

> El multi-corondelismo. Público es hijo de Cases i Associats, y sé que los filetes son marca de la casa, y se usan elegantemente. Pero… ¿tantos?

> Las viñetas: muchas, pero escondidas en la página en rincones oscuros. Tampoco son demasiado buenas…
> No hay editorial. A mí me gusta que las sociedades anónimas tengan opinión. Y también me gusta que la tengan en las páginas dedicadas a ello, y no en las de información. O, al menos, no demasiado.

> El friso superior en las páginas de ciencia y culturas es un sumidero de textos cortísimos, sucintísimos, insipidísimos. Vaya, que treinta palabras (en los casos más breves) no dan para na.

> Las opiniones, cuando van incrustadas en el friso superior, se quedan en una maqueta rara de cinco columnas de pocas lineas que se leen fatalmente…

> La portada de Deportes. ¿Por que no han hecho una portada de verdad, como las de Marca, As o Superdeporte? Ésta se queda a medio camino entre no sé qué y no sé dónde.

> No tiene una buena sección de Local. Ah, no espera: no tiene NINGUNA sección de local.

> No hay suplemento domincal. Lo de no tener un «El Público Semanal» (bien pudieran llamarlo «EPS», más que nada por molestar) es una carencia grande: los anunciantes de páginas satinadas son estupendos a la hora de cuadrar balances. Además, los domingos el periódico cuesta cincuenta céntimos más. El CD de Pavarotti no me sirve de consuelo porque, aparte de que se supone que es un regalo, la grabación parece de los tiempos de Edison.

> Se me queda corto. Lo he puesto por ahí en un comentario: «Nunca me los leo [los periódicos] enteros, claro, y nunca en tres horas, pero los periódicos enciclopédicos tienen más material donde pescar lo que me interesa (y la pesca suele ser más sustanciosa, además)».

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