Resulta que he visto hoy la exposición «Vida de una fotógrafa, 1990-2005». Que la he visto jugando al límite: la Comunidad la ha prolongado pero sólo hasta el 20 de septiembre. Que es una selección de las fotografías incluidas en el libro del mismo nombre, publicado por Lunwerg. Que el libro es, a su vez, una selección de TODAS las fotos realizadas por la Leibovitz durante quince años, justo hasta después de la muerte de su novia, la escritora Susan Sontag. Que en la expo se combinan íntimas imágenes de la familia de la fotógrafa, o fotos de ricos y poderosos, de actores y faranduleros. Que también hay paisajes. Que incluye una versión es-pec-ta-cu-lar de aquella imagen de Demi Moore embarazada. Que la enfermedad de Susan Sontag se derrite por toda la exposición hasta convertirla en una experiencia intensa y desoladora. Que una foto de Sontag muerta y amortajada con su ropa preferida eclipsa a todas las demás, a pesar de que las demás son enormes, llenas de fama y color, y de que esta foto en cuestión es pequeñita y desenfocada. Que la Leibovitz es una fotógrafa impresionante, y que perderse exta exposición resultaría imperdonable.
Y que con este post sobre Annie Leibovitz me ha salido un sintáctico homejane a Carlos Cay, pero no tengo muy claro qué cuernos tienen que ver.
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