Hace una semana, el diario parisino Libération lanzó un nuevo diseño, el tercero en pocos años, el último de una larga serie (esperemos que durante un tiempo largo). Libé es un periódico en crisis (económica) que intenta reinventar parte de su esencia cada cierto tiempo. La última fórmula gráfica es hija de la consultora Innovation y el ínclito Javier Errea.
Ya dediqué hace meses un pequeño post [aquí] a la historia maquetil del Libé durante los últimos años. De todas las encarnaciones gráficas del periódico, mi preferida es la lanzada en 1994: el periódico quiso crecer en páginas y contenidos, lo que dio como resultado una pequeña maravilla gráfica y un notable fracaso económico.
Las claves: una tipografía contundente en los títulos que organiza los diseños, una estructura de columnas y mancha muy flexible que invade el folio superior, fotos enoormes, portadillas gráficas, pequeñas secciones repartidas por las páginas… En fin, un montón de ideas que ahora son de lo más normal, pero que hace quince años no estaban tan a la orden del día.
Aquí van unas cuantas páginas.
Y, de propina, el modelo anterior, cosecha de 1993.
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