Las portadas de The New Yorker son siempre fascinantes. Una mezcla de talento, exigencia y presupuesto desahogado que consigue marcar cada semana un máximo en lo que viene siendo la ilustración editorial.

MC Escher, por su parte, es un clásico de la ilustración reconocible y popular. Es a los pisos de alquiler como los cuadros de cacería a los portales españoles: un recurso que siempre funciona. En cualquier caso, el alarde de ingenio y referencias de esta ilustración de portada, el uso que hace de los artificios ópticos de Escher, me parecen admirables. Es de Bob Staake, y su sitio merece una visita.

Ah, y esta otra portada de Obama, de hace unos meses, tiene tanta mala leche que, según se ha dicho por ahí, el propio Presidente pidió una copia de la revista dedicada… El artista, Barry Blitt. Aquí hay una galería de trabajos…

[Gracias, M.A., por la pista]