Que lo sepa todo el mundo: estoy hasta las narices de Asesoría Jurídica de las Artes, los rinocerontes abogados contratados por Grupo Zeta para defender sus derechos (de autor).

Estos amables abogados a sueldo de Grupo Zeta han vuelto a pedirme que elimine material de Quintatinta. He recibido diez correos electrónicos en los que se me pide que borre otras tantas imágenes de la revista MAN con que ilustré un post dedicado a publicitar/analizar un rediseño de la revista. El post (y el rediseño) son de 2009.

Si me resisto (ah, estas cosas sólo funcionan con amenazas) dicen que se verán obligados a interponer «las acciones judiciales» que les correspondan.

Mis actuales tontos problemas legales con Grupo Zeta tienen un precedente de hace año y medio. Lo que pasó enaquella ocasión: me pidieron que retirara imágenes de Cuore e Interviú del blog. No lo hice. Mi host, a petición de los abogados, suspendió el acceso a Quintatinta. Otros servidores, a petición también de los abogados, suspendieron el acceso a otras webs de más entidad, y se montó un pequeño follón internetero. Grupo Zeta reculó, alarmada por la mala publicidad: a nadie le gusta que le llamen «censor». A la postre, obtuve el permiso expreso (aunque verbal) de un alto cargo de la editora para seguir colgando páginas y portadas de las revistas. Fin del problema.

Hasta la fecha.

En fin. Voy a retirar esas imágenes. No porque tenga la obligación legal de hacerlo… En realidad no tengo claro si esa obligación existe o no, y me da un poco igual. Las retiro porque estoy cansado de tanta tontería. Todo el material de Zeta publicado en Quintatinta lo ha sido de buena fe: aquella casa me dio de comer durante tres años, y en ese tiempo intenté promocionar sus revistas (que eran las mías) constantemente. Con autorización de sus directores, por cierto. Que aquella promoción modesta pero gratuita tenga como «pago» el coñazo de unos abogados descontrolados que me envían mails educados pero amenazadores me parece cutre e injusto. 

Este blog es bien chiquitito, claro, y no me voy a pagar un abogado. Pero no me voy a ahorrar decir que esta protección extrema de los derechos de autor me parece torpe, miope. Y me somete a un mundo de inseguridad jurídica en el que el material promocional que recibo-para-publicar hoy puede ser utilizado en mi contra dentro de unos años.

En resumen: que les den, y que se promocionen solos.