El hecho concreto: el INAEM–Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música, dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura– ha recurrido a la web de crowsourcing Adtriboo para contratar el diseño de su nueva imagen instucional. El briefing pide (cito textual):

«Diseño del acrónimo INAEM para que conviva en el logo general del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en sus versiones COLOR, B/N, NEGATIVO y CALADO. A partir del diseño del acrónimo creado debe diseñarse un segundo logo en la que aparezca tanto el acrónimo INAEM como el nombre completo del Instituto en sus versiones COLOR, B/N, NEGATIVO y CALADO.»

La oferta valora el diseño en 1.000 euros.

Mi opinión concreta: 1) No me hacen demasiado feliz las webs de crowsourcing. Los llamamientos públicos en plan «diseñadme un logotipo, elijo el que más me guste y le pago x» son en apariencia una idea moderna y simpática. En la práctica fomentan que decenas de profesionales trabajen a cambio de nada movidos por la necesidad y aspirando al premio de una tarifa por debajo del mercado.

Cierto es que las normas están claras, la participación es voluntaria y que quien ofrece un salario low-cost no aspira a conseguir resultados de la mejor calidad. Pero degrada el trabajo del diseñador a un mero «yo te doy un briefing de unas líneas y tú me devuelves unas letritas, ya-si-eso». Una cutrez.

2) ¿1.000 euros? ¿Por el logo? El briefing no incluye la obligación de elaborar un manual de imagen corporativa pero, en fin, qué es un logo sin un manual. ¿Mil euros por un logotipo y un manual lo suficientemente trabajados como para funcionar con garantías en la inmensa variedad de aplicaciones que va a necesitar una organización del tamaño del INAEM? Sé que no están los tiempos para gastarse millonadas en determinadas cosas. Pero si el INAEM necesita realmente cambiar de logo, tendrá que invertir al menos una cantidad proporcional a la magnitud del encargo. 1.000 euros no son un presupuesto ajustado. Son, directamente, una falta de respeto.

3) El INAEM es una de las instituciones culturales más importantes de España. De él dependen la Orquesta Nacional, el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Auditorio Nacional, el Ballet Nacional, la Compañía Nacional de Danza… Todas las organizaciones culturales-nacionales, vaya.

Es un titán al que se le supone una mínima sensibilidad a la hora de valorar que el diseño es, también, cultura. Que el buen diseño es buena cultura. Que sólo un encargo-como-debe-ser, que incluya diálogo entre el cliente y el diseñador, que le respete como profesional cualificado y que se pague con cierta equidad dará un resultado a la altura de la institución.

4) Estamos demasiado acostumbrados a que las administraciones de por aquí funcionen con logotipos chapuceros gestionados a través de concursos cutres, poco profesionales. No me molesta sólo por aquello de que soy del gremio, o porque en general el mundo del politiquerío menosprecie a «esos frikis diseñadores». Me molesta porque el mal diseño es un mal negocio (también) para quien lo encarga. Me enfada porque como buen ciudadano que soy, me siento parte de determinadas instituciones públicas: creo que también me representan a mí. Y uno prefiere que su imagen gráfica esté en manos de profesionales.

Un ejemplo de la cutrez institucional, para terminar. Hace años, el Gobierno de España estuvo a punto de adoptar un logotipo que resultó ser un plagio de la imagen institucional del Gobierno Alemán. En aquel momento fue el cachondeo y el cabreo. Ahora, lo que son las cosas, resulta casi hasta premonitorio…

[Un post un poco largo, ¿no? Es que me enfadé un poquito…]