La versión inglesa de la revista Elle saca cada temporada un especial colecciones del que soy bastante fan.
Sus portada son siempre sorprendentes, y puede presumir de cierto gusto por el riesgo (medido) y de aplicar un tratamiento de espontaneidad y alegría a algo tan milimetrado e industrial como los grandes desfiles de moda.
En fin: hace unos meses, la directora creativa de la revista, Marissa Bourke, emigró a la redacción de Harper’s Bazaar. El director de arte, Tom Meredith, hizo lo propio hasta InStyle. Y con ellos se fue la apuesta por un diseño que apostaba muchas veces por la excentricidad.
La nueva directora creativa, Suzanne Sykes (cuyo diseño para el primer Grazia inglés mereció todos los premios), lanzó hace unos números una nueva maqueta de toda la revista del que aquí, en Magculture, tienen un buen análisis. Más colorido, más limpio y con una puesta en página más joven que prescinde de la elegancia a la vez moderna y un poco decadente que caracterizaba a la revista anterior.
¿Cómo se ha concretado en el especial colecciones? En fin: ahora es un poco menos sorprentente y un poco más burgués. Las tipografías feas pero usadas con gusto han pasado a la historia, y las tramas y recursos gráficos han ganado en limpieza pero han perdido encanto.
Pero se mantiene gran parte del espíritu lúdico que caracteriza a estos especiales: se nota en cómo se juega con las siluetas, con las letras manuscritas, con la inclusión de un periódico que resume toda la información ligera de los desfiles (incluye una columna escrita por el gato de Karl Lagerfeld). En fin: el diseño se ha hecho más burgués y ha perdido algo de sorpresa, pero mantiene la calidad.
Destaca la portada collage y un tremendo reportaje en el que grandes diseñadores han puesto sus manos en la fotocopiadora y han enviado el resultado a la revista. Original. Tontuno. Genial.
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