La maqueta original y noventera de El País de las Tentaciones, obra de Fernando Gutiérrez, tiene un estatus casi mítico en la cabeza de los diseñadores gráficos españoles. Aquella revista en papel prensa reventó las costuras de lo que se esperaba en un suplemento de periódico: era moderno, contundente, inesperado. [Aquí, un poco de historia.]
El pasado sábado llegaba a los quioscos una nueva versión de la revista y, aceptando el hecho cierto de que el papel ya no tiene el aura sagrada de antaño, sigue teniendo su miga asistir al rediseño de una cabecera con tanta historia.
El cambio editorial del Tentaciones se aleja del universo de las publicaciones independientes y la acerca a títulos más de consumo, como GQ o Esquire. Menos tendencias, y más cultura pop. La revista añade colores y juego tipográfico, y en general tiene más pirotécnica de diseño. También se incrementa el uso de la ilustración editorial y, un punto que la diferencia bastante de otras publicaciones, incluye grandes infografías (las páginas dedicadas a los conciertos de The Beatles o la influencia de Kraftwerk son para nota).
En palabras de Artur Galocha –que es el director de arte responsable del diseño y las infografías–, «se dirige un público de entre 35 y 50 años, los llamados ‘kidults’, una generación ya madura que no ha dejado de disfrutar de los elementos que conformaron su infancia y su adolescencia. Así que la estructura y el diseño de la revista va en esa dirección. A medida que vamos pasando las páginas la revista va madurando. Pasamos de una zona como Spoiler, más fresca y dinámica, una agenda cultural muy pop con series, películas, libros, conciertos… a una zona de reportajes con una lectura más larga y calmada, para acabar en Tentadero, una parte de estilo de vida para esa parte madura de los ‘kidults’. Así que la revista, su estructura y su diseño, responde a una evolución vital de nuestro supuesto lector. De adolescente a adulto.»
Para tipófilos: las familias usadas son Galaxie Polaris, Stag, Silva Display y Arbor. Y la ilustración de portada es de Cranio Dsgn.
En fin: la revista se relanzó hace año y medio con una apuesta al límite, arriesgada: una imagen trash, muy en la linea de las revistas independientes que valoran más la expresividad de los diseños que un ajuste tipográfico impecable. Les diré que aquella versión de la revista me gustó bastante: me sorprendió la temeridad de asociar una marca tan establecida como El País con unos códigos editoriales transgresores. Esta nueva encarnación de Tentaciones prescinde de parte de su singularidad indie, pero gana en riqueza gráfica, tiene un ritmo más comprensible y acierta a acercarse a los gustos gráficos de un público generalista. Así que muy bien.
[Conste que yo trabajo en El País Semanal, así que esta es, digamos una publicación hermana.]
comentarios (1)
Me gustaba ese relanzamiento anterior a septiembre de 2016. No sé si era muy trash o no, pero creo que conectaba con el público joven como en su momento hizo el primigenio Tentaciones. Yo no era muy fan de «está pasando» o de reportajes como «cúbrete el corpus», pero sí valoro la captación de neotendencias (como los swaggers) y darme cuenta de que hay una juventud detrás mía empujando con fuerza, con sus códigos y sus referentes. Como mencionas, sin caer en la nostalgia del antiguo tentaciones de los 90, el target desde septiembre es distinto -quizás la continuación de aquél de los 90-. La franja de edad es mayor (y más autocomplaciente con sus gustos). Me gusta el detalle de sus reportajes, como el de la nueva animación (imperdonable que no mencionaran a «vaca y pollo»). Aunque deberia sentirme más identificado con el rumbo nuevo de este suplemento, la verdad es que me siento aún más desapegado. Pero alabo en gran trabajo gráfico de esta publicación. No niego el interés de El País de atraer a los kidults como cuota de mercado, lógico (al menos ellos pueden pagar el periódico) pero me pregunto qué hará para atraer a las futuras generaciones o si ya está dando la batalla por perdida; por cierto, tengo 38. Un saludo.