La primera página de un diario atiende siempre a dos opciones básicas: informar o emocionar. La elección es más evidente cuando el periodismo da cuenta de barbaridades como las de ayer en Barcelona y Cambrils: unos periódicos optan por describir escuetamente los hechos («Terror en Barcelona» de La Vanguardia); otros avanzan una reacción cívica («Sense Por» de Ara); algunos se decantan por un alarmismo visceral pasado de rosca («Se está acabando el mundo» de El Siglo). 

He desnudado unas cuantas portadas de todo ruido secundario para atender sólo al titular principal. También he prescindido de la foto de portada, un elección todavía más sensible cuando hay sangre y víctimas identificables (y cercanas), y que daría para una discusión de ética periodística interminable.

[La mayor parte de las portadas han salido de aquí y de aquí.]