Ralph Ginzburg fue un periodista y escritor americano que aparece con letras de oro en la historia del diseño gráfico por haber editado (asociado a Herb Lubalin, un favorito de este blog) las gloriosas Avant Garde (1968) y Eros (1962). Esta segunda publicación, de la que sólo se llegaron a lanzar cuatro números, estuvo en el origen del proceso que le condenó a cinco años de prisión por distribuir obscenidades por correo.

En plena revolución sexual de los años sesenta, Ginzburg hizo carrera editando unas cuantas publicaciones eróticas producidas a todo lujo literario y gráfico. Entre ellas, «Una visión sin prisas del erotismo», antología de escritos clásicos sobre el tema, o el «Manual de Promiscuidad Selectiva para el Ama de Casa», la autobiografía sexual de una mujer de Texas, escandalosa para su época. Su obra más trabajada, sin embargo, fue Eros, que trataba el tema del sexo en la historia, el arte y la literatura, y que para hacerlo recurría a los mejores fotógrafos, escritores e ilustradores disponibles.

Dado que sus obras estaban protegidas por el derecho a la libertad de expresión, quienes consideraban que los trabajos de Ginzburg eran meras obscenidades que no merecían ver la luz recurrieron a una vía alternativa para acabar con ellas. Ginzburg había llevado a cabo masivos envíos de propaganda, y fueron esos folletos, que magnificaban el carácter erótico de las publicaciones para hacerlas más comerciales, los que le valieron la condena. El enrevesado razonamiento legal fue el siguiente: 1) aunque la revista no era obscena, sí se promocionaba como tal; 2) lo que se publicita como obsceno pasa a serlo a ojos del público; 3) está prohibido distribuir material obsceno por el correo Federal; 4) caso cerrado.

Aunque el juicio comenzó en 1963 en un tribunal de Filadelfia, después de que el Fiscal General del Estado (Robert Kennedy, hermano de John) diera luz verde a la acusación, no fue hasta 1966 que el Tribunal Supremo confirmó la sentencia, y hasta 1972 que Ginzburg tuvo que cumplir ocho meses de prisión.

Entre tanto, lanzó la revista Fact (1964), dedicada a analizar la actualidad social y política desde un punto de vista siempre polémico. También diseñada por Lubalin (muchas de sus portadas son un ejemplo de orfebrería tipográfica sesentera), ahí arriba les presento el ejemplar en el que el propio Ginzburg relata las primeras etapas del juicio, y en el que se recoge una antología de las páginas de la prohibida Eros.

Es una lectura un tanto amarga: escrito en 1965 (antes de la condena definitiva), el reportaje está escrito en un tono siempre indignado, pero también en un tono lleno de esperanza de una sentencia absolutoria que, como se vio años después, no llegó a producirse.