Son conocidos los problemas económicos de i-informaçao, el diario portugués nacido hace apenas un año y que se atrevió con un modelo editorial y de diseño radicalmente arrevistado. Un periódico de pequeño formato, a todo color, con una estructura de secciones muy marciana y una elección de temas más marciana todavía. Su diseño es a la vez limpio y espectacular, [aquí, un ejemplo] y presenta páginas y formas de enfocar la información que rompen todos los esquemas previos. Molan.

La fórmula, sin embargo, no ha terminado de cuajar. Me gustaría añadir un «todavía», pero no sé. Quizá es que tanta originalidad, tanto color y tanto diseño debilitaban, en cierta manera, el pulso informativo de i. Tambien puede ser que los lectores, que estamos poco acostumbrados a semejante despliegue gráfico, percibamos ese pulso informativo como más débil y «reportajeado» de lo que realmente es. Puede que la orientación ideológica de periódico no sea la pertinente, o que la elección de algunos temas y enfoques no hayan dado en el clavo. A saber. Soy un declarado admirador de este periódico, y creo que es un producto brillante. Pero comprendo que su apuesta es inestable por pasada de rosca.

Consecuencias: un triunfo de creatividad y una difusión discreta (pero no patética, no crean). Y un desastre económico.

Ahora, de la anécdota a la categoría. Este diario viene a ser el ejemplo más radical de la corriente «diseñística» en el mundo de los periódicos, que busca nuevas formas de presentar la información y que no cree que las cosas en blanco y negro sean necesariamente más serias que las cosas en color. Una corriente que no identifica rigor y rigidez, para entendernos.

Las dificultades de i llegan justo después de que la SND cambiara su brújula para orientarse más a la tradición que a la innovación, y eligiera como periódicos mejor diseñados de 2009 a The New York Times y al Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, clásicos entre los clásicos. Las dos noticias juntas me hacen pensar en un cambio de viento, y en que la originalidad y el riesgo van a estar todavía más proscritos del mundo del periodismo.

Más que noticias, serán pretextos para atrincherarse y no cambiar. Un error. La experimentación editorial/gráfica es ahora mismo, en el mundo de la prensa escrita, tan indispensable como el rigor y, en fin, el puro y simple buen periodismo. Agazaparse tras viejas fórmulas gráficas, con la que está cayendo, y con la cantidad de estímulos visuales que nos rodea, es un triunfo de lo cobarde y vulgar. Un periódico con un buen diseño pero sin contenido resulta intrascendente, e-vi-den-te-men-te. Pero un diario interesante sin diseño es como las enciclopedias de papel: erudiciones sin atractivo, oportunidades perdidas.

No soy tan suicida como para pensar que todos los diarios deban ser tan dicharacheros y locos como i. Pero las cosas evolucionan a base de apuestas valientes (como la suya) que nacen,  triunfan (o fracasan), y sientan precedente. Merecen un respeto.

A base de contemplar estas apuestas, se hace más libre nuestra percepción de dónde está el límite de lo que puede o no hacerse en el diseño y concepto de un periódico. Estos periódicos del futuro tienen éxito, siempre, en la medida en que son un estímulo para los demás. Solo los mediocres encontrarán, en los problemas de i, una justificación a su propia vulgaridad.